domingo, 21 de enero de 2018

Es el mercado, amigo

La frase que da titulo a este artículo se ha hecho famosa en estos días porque fue la contestación que dio Rodrigo Rato -el que fuera Vicepresidente y Ministro del gobierno- cuando le preguntaron por su implicación en el desfalco de Bankia. Obviamente cada situación tiene un contexto muy diferente y no son comparables, pero a una parte de todo lo que ha ocurrido con el tema de la Banda de las Tres Caídas del Realejo y la Hermandad de las Aguas, sí se le puede aplicar la frase. El asunto no es complejo, pero tiene matices que deben ser analizados detenidamente y creo que se falla si se quiere ver de una manera global o buscando un solo culpable y un solo inocente.

Por un lado está el tema del ofrecimiento de dinero de la banda a la hermandad. El asunto ha traído mucha polémica, en mi opinión, hipócrita, ya que es algo que más o menos sabemos que se hace actualmente en algunas hermandades. El mercado de las bandas, queramos o no, es eso, un mercado, donde cada uno mira por sus intereses y busca la forma de ganar dinero y prestigio. Esto siempre y cuando se haga de manera legal y con unas mínimas reglas de decencia, no creo que sea tan grave. Cada banda es libre de ofertarse donde le plazca y cada junta de gobierno puede elegir a la banda que más le convenza, siendo banda y hermandades las que establecen las condiciones de esa relación contractual. Distinto es cuando para conseguir esos contratos se hacen artimañas sucias o la procedencia del dinero no es del todo legitima, ahí, igual que se debe hacer en el exterior de la burbuja cofrade, hay que intentar denunciarlo y no permitirlo. Se habla mucho estos días de la cuantiosa donación de la banda a la hermandad, ¿por qué no se habla ese tema cuando conocidos personajes de la sociedad sevillana hacen esas donaciones a grandes hermandades? Podemos intuir, visto además el desarrollo posterior de los acontecimientos, que algunas de esas donaciones no son realizadas con dinero blanco, sino más bien todo lo contrario. Nadie entonces alza la voz. No hay que ser muy valiente para ir contra una banda de Granada, pero sí hay que serlo para ir contra la nobleza o empresarios sevillanos que se mueven en determinados círculos de la ciudad, especialmente si uno también pretende moverse en esos círculos. Y en Sevilla, valientes, lo que se dice valiente, los podemos contar con los dedos de un muñón. 

Visto este asunto tenemos que pararnos en otro, en mi opinión el más grave. El nombre de la Hermandad de las Aguas o la Banda de las Tres Caídas del Realejo parece estar en entre dicho, pero las organizaciones están por encima de las personas. La Hermandad de las Aguas son sus hermanos, los cuales en este caso están siendo victimas y encima están teniendo que sufrir el rubor de ver como juegan con el nombre de su hermandad. Una barbaridad. Sean valiente y nombren a las personas, no involucren a las instituciones en estos desmanes. Hablemos claro, esto ha sido un juego entre dos bandos, uno encabezado por Antonio Arrondo -hermano mayor de las Aguas- y otro por Francisco Antonio Huertas -presidente de la banda de Tres Caídas de Realejo- ambos, y cada uno por una cosa diferente, han perdido las formas. Por un lado Antonio Arrondo, que es reincidente en esto de dar su palabra a una banda y dejarla tirada a los pocos días, si no, que pregunten por el Sol. Personalmente considero que quien no es leal a su palabra, pierde su dignidad; quien pierde la dignidad, lo ha perdido todo en esta vida. Por otro lado Francisco Antonio Huertas, que aún siendo engañado, utiliza a los medios oficiales de la banda para lo que ya es una batalla personal. Vaya usted a juicio, es lícito, yo también lo haría, pero no quiera convertir su disputa personal en un show mediático utilizando los medios de la organización que preside. 


La banda son sus músicos y la hermandad son sus hermanos, Antonio y Francisco son sus representantes legales coyunturales, pero me da la impresión que actúan sin entender esto y buscando simplemente saciar su ego y no por el bien del colectivo. Al igual que Bankia eran sus clientes y a la vez han sido las victimas, ahora no debemos mezclar a quienes integran una organización con quienes mal ejercen su poder. Centremos el debate en los responsables y dejemos en paz a hermanos, músicos y el nombre de la banda y hermandad, porque todo lo que rodea a este asunto da mucho asco y es de una vergüenza sonrojante, amigo. 

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